lunes, 29 de junio de 2009

Golpe de estado en Honduras

Querida Larianna.

Entiendo que a tus seis años de edad, sabes poco de orden y mucho de libertad.

Entiendo también, que por tus venas fluye la anarquía más que la sangre, como si la anarquía fuera el camino ideal para llegar a la utopía.

Entiendo, por último, que no debo desconectarte de tus juguetes sólo para que leas las noticias acerca de un golpe de estado, en el que los enemigos de la libertad, otra vez intentan salirse con la suya, en uno de los países más empobrecidos de este lado del río Bravo: Honduras.

No quiero que te asuste por el mal ejemplo de los militares hondureños, porque en este pedazo de isla nunca pasará algo parecido.

Los militares hondureños, frustrados, desgraciados y sin alternativa de bien, no son buenos ni siquiera haciendo el mal. Ellos actúan bajo la sombra de la clase que más daño hace en el continente: grupos conservadores, que no se resisten a la idea de que la edad media sea superada en América Latina.

Pero no nos engañemos. El hecho de que los militares contra ataquen, no significa que sean ellos los responsables del pecado original. !Hay que saber distribuir las culpas. La milicia es sólo la mensajera de la muerte, enviada por una especie mucho más peligrosa, presente tanto en Honduras, como también en la República Dominicana: La clase dominante conservadora.

!Claro que aquí no habrá nunca un golpe de estado!

No lo habrá por dos razones: primero, esa clase maldita, atrasada, medieval todavía, conservadora a ultranza y envenenada de hipocresía, ya está instalada en lo más alto del poder en la República Dominicana.

La segunda razón por la que no habrá golpe de estado es porque aquí no hay Estado, lo que hay es un gobierno, rebosante de negligencia, de torpeza y de miopía social.

Entonces, por qué temer, querida hija? Duerme tranquila, que Leonel no está aquí, creo que acaba de salir del país.

jueves, 25 de junio de 2009

Padre Nuestro

Por Félix A. Pineda

Padre nuestro, que mora en Los Haitises
Santuarios naturales son tus moradas
Danos la resistencia,
para provocar que tu reino
justo, solidario y humano
irrumpa en la nación dominicana
Cual utopía pendiente, sin principados, sin potestades.

Hágase tu voluntad,
Aquí en Gonzalo, como en el resto del país, sin prepotencia, sin decretos ilegales, y sin constituciones amañadas,
para “que todo sea como está mandado y que no mande nadie”.

Danos hoy la oportunidad de ganar el pan de cada día, sin clientelismo, sin contratos asesinos, sin corrupción.

Perdona nuestros errores , ya sean ideológicos o metodológicos, como también nosotros perdonamos a los que nos gobiernan
Ah!, y condona nuestra deuda externa, que no fuimos nosotros los culpables.
No nos deje caer en la trampa maldita de un partido político, y líbranos de los malos gobiernos, amen.

Cementera: de lo ilegal a lo inmoral pasando por lo impopular


El Gobierno dominicano (lo mismo que desgobierno) o gobierno sin Estado, no se da por vencido en su proyecto de construcción de una cementera en el Parque Nacional de Los Haitises, y con la terquedad del que no aprende, ahora busca la opinión de la ONU, como si se tratara de un proyecto de salvación nacional que no se puede dejar perder.

El proyecto ha seguido un curso de cuatro fases:

1. Establecimiento de compromisos oscuros que atan al gobierno a defender como propio un proyecto privado. Si no existen esos "oscuros compromisos", cómo se explica que el gobierno defienda esa construcción como si se tratara de la vida o de la muerte?

2. Ilegalidad del proyecto desde su nacimiento formal, alegando el razonamiento extraño de que la cementera estaría a 2 kilómetros, después a 3, luego a 4 y finalmente a 5 kilómetros del Parque, como si un un golpe en una pierna no doliera en la cabeza, independientemente de la distancia.

2. Impolaridad del proyecto, que ha despertado un sentido de compromiso con nuestras áreas protegida que deben avergonzar a los promotores de la cementera, entre ellos el gobierno.
3. Lo inmoral del proyecto aparece como eje transversal que viene desde los compromisos aquellos, hasta la ilegalidad y la impopularidad de la cementera. Y ahora, por boca del presidente, el "NO darse por vencido", llamando a la ONU a estudiar el impacto de la cementera, como si se tratara de un pulso entre el gobernantes y gobernados.

Decidirá el presidente un nuevo pacto con los partidos políticos para resolver el problema de manera favorable a los Estrella?

O montaron ya una estrategia de sustitución de la realidad por la publicidad, justificando las benevolencias de una fábrica de cemento? Publicará Leonel Fernández un estudio en el que se da a conocer un nuevo descubrimiento que indica que el polvillo del cemento áyuda a la conservación del medio ambiente y alarga la vida de las especies del Parque Los Haitises.

Después de lo inmoral, ojalá no lleguemos a lo criminal.

martes, 23 de junio de 2009

Un soberano error de 1000 millones de Dólares

Querida Larianna

Aprovecho esta oportunidad para compartir contigo una preocupación del tamaño de mil millones de dólares en bonos soberanos.

Esta preocupación viene acompañada de otro problema que rompe los esquemas organizativos de nuestra corteza cerebral, asociado al deseo de que el país pacte con el otrora enemigo Fondo Monetario Internacional (FMI).

Es que prefiero que el FMI maneje nuestra economía, antes de que lo haga equipo del gobierno. ¡Imagínate! Confiar más en el enemigo que en nuestro gobierno, que para los fines es un desgobierno.

Razones hay demás. ¿Existe alguien capaz de creer que esos recursos serán utilizados en el financiamiento de las iniciativas de desarrollo que demanda la querida Quisqueya? Hay que ser tonto, además de desmemoriado, para creer que ese dinero será invertido en el desarrollo de mejores condiciones de vida para los hijos de nuestra señora República.

Este es el dinero necesario, deseado y requerido para poner en marcha un proyecto clientelar que asegure la porción apropiada de poder en las elecciones del 2010.

Se trata de un proyecto bien calculado, con el que se financiará el transfuguismo, la compra de votos, nuevos empleos improductivos y la construcción de algunas obras “pantallas” que den la impresión de que este es el gobierno más trabajador de toda América Latina y continentes cercanos.

Es así como comienza el 2010 a jugar en contra de nosotros: 1000 millones de dólares en bonos soberanos, que al final constituyen un soberano engaño.

domingo, 21 de junio de 2009

De Haiti a Los Haitises pasando por la cementera

De Haití a Los Haitises pasando por la cementera
Por: Félix A. Pineda

En una conferencia titulada “La cooperación humana en la construcción de los aprendizajes”, Humberto Maturana (otro latinoamericano notable en el ámbito de la producción científica), hace la siguiente propuesta: “Supongamos que ustedes tienen una grabadora y aprietan la tecla que dice ‘grabar’ pero la grabadora no funciona, y entonces van donde el médico a decirle ‘doctor, tenga la bondad de examinarme el dedo índice de la mano derecha, que mi grabadora no funciona cuando aprieto la tecla grabar con él’. ¿Hacen eso? No, ¿Por qué? Porque uno sabe que lo que sucede con la grabadora no depende del dedo”.

Por absurdo que parezca, la clase política dominicana funciona de esa manera, cree que cuando la grabadora no funciona, es por culpa del dedo. Las evidencias de este comportamiento, reflejo inevitable de un pensamiento retorcido sin referentes ideológicos válidos, aparecen, para solo citar un ejemplo, en la creencia de que unificando las elecciones se supera el activismo permanente de los actores políticos, sin tomar en cuenta que ese desorden obedece a una causa distinta a la separación de las elecciones: la falta de autoridad de la JCE para organizar de manera apropiada el juego político.

Siguiendo la metáfora de Maturana, puede concluirse que nuestros políticos no escuchan, o mejor dicho, escuchan desde ellos mismos, y no desde la voz de aquellos a quienes supuestamente representan. Es por eso que con frecuencia, se hacen consultas populares para justificar decisiones impopulares previamente elaboradas. Otras veces, ni siquiera se guardan las formas, y como en el caso de Los Haitises, las decisiones absurdas florecen con el fermento de la estupidez.

Resulta absurdo, por ejemplo, que el partido que en este momento sustituye al Estado en la administración de los bienes colectivos, entregue a un grupo empresarial una riqueza que va más allá de todos los beneficios que una fábrica de cemento puede ofrecer. Además de absurdo, resulta estúpido que esta decisión se tome y se mantenga por encima de todas las voces que claman y aconsejan devolver el permiso de la construcción.

Un análisis semiótico de los enunciados del Secretario de Medio Ambiente, acerca de la cementera, permite inferir que se trata de una obra que arrastra compromisos de vida o muerte para el gobierno. ¿Cuáles oscuros intereses conducen al gobierno a comprometerse con las apetencias de un grupo, en detrimento de quienes simplemente aspiran hacer sostenible la vida, tanto para nosotros como para las futuras generaciones?

¿Qué diabólicos poderes hacen que un funcionario, declare como “caso cerrado” una herida que no “cerrará” en quienes creemos que la isla vale más que todos el capital contaminado de una cementera?

Quienes crean que en Los Haitises se pone en juego la ecología, no están equivocados, pero se han quedado cortos. En Los Haitises también se pone en juego la democracia como valor deseable y no sólo como coartada para justificar decisiones antidemocráticas, Lo que está en juego es la posibilidad de que, en el plano ambiental, Haití no sea nuestra aspiración sino nuestra advertencia.

No se trata de que la cementera, o el cementerio, para el caso es lo mismo, se encuentre a uno, dos, tres, cuatro o cinco kilómetros del Parque. No se trata de que vaya a crear unos cientos de malos empleos. De lo que se trata es de atender a la “razón” y no sólo a las razones de un capitalismo salvaje, inhumano e insostenible por demás.

Para que la situación ecológica de Haití no nos alcance, ¿Por qué no colocar el interés ciudadano como criterio para decidir construir o no la cementera? ¿Por qué colocar al gobierno, y sus mecanismos represivos, en contra de la ciudadanía?

Si al final el gobierno no desiste, habrán ganado los Estrella, pero habrá perdido el pueblo, lo que confirmará la sentencia de que “Somos un pueblo de gente buena gobernada por gente mala”. Y para los ciudadanos abusados por el poder corrompido de principados y potestades, el caso estará cerrado, pero la herida provocada en la conciencia ciudadana no cerrará, como tampoco se podrán reparar el daño contra el Parque Nacional de los Haitises.