miércoles, 23 de mayo de 2012

El día en que se pudo prender el país

 Por: Félix A. Pineda

En un país trastornado por la patología de la obediencia, donde todas las buenas intenciones nacían muertas y para la muerte, se presentó una vez, al final de unas elecciones embrujadas por la mafia del dinero, la posibilidad de trastocar los poderes ilegítimamente establecidos, por lo menos dando un susto a los malos, tirando al menos una sola, única y miserable pedrada al poder endemoniado que torturaba al pueblo.

Pero esa posibilidad era imposible porque dependía del llamado a no aceptar el teatro electoral de mal gusto y sin clase de la jce (jódanse ciudadanos estúpidos). El líder de la corporación opositora no valía un tiro al aire, y otra vez nos salió el tiro por la culata.

Otra vez nació muerta la posibilidad de una rebelión contra la tiranía intelectualoide y modernoide.
Otra vez la indignación se envolvía en la llama de la rabia.  Yo mismo, con un cuchillo de mesa embotado, me hubiera enfrentado a los tanques de leonel I de leonilandia, si tuviera un por qué y un para qué.

Colocado en el balcón de una República sin horizonte, creció el pesimismo, porque no es el poder el que se ha corrompido, sino la corrupción misma la que se ha empoderado y enseñoreado de un pueblo drogado y enajenado.

Maldita sea. 30 años al menos, para que aparezca otro apagón en el túnel de la imprudencia. Y pensar que a félix bautista ni siquiera diarrea le ha dado.

miércoles, 2 de mayo de 2012

Autoritarismo vs conciencia crítica

El Siglo XXI ha encontrado a la República Dominicana anclada al siglo pasado. El autoritarismo tiene un nuevo y definitivo nombre: leonel primero de leonilandia, amo, señor y dictador de todos los poderes nacionales y al parecer, supranacionales. Su súper poder se extienden desde la justicia hasta la junta central electoral, donde la razón es prófuga, y un solo señor se abrogará la decisión de determinar quién ganará las elecciones: su partido y el de la oposición, que dicho sea de paso, lucha para perder más que para ganar.

Lo que le espera a la sociedad dominicana después del 20 de mayo no puede ser peor que lo que ya tiene: un desorden institucional sin precedente en la desordenada vida del país.

Pero la pregunta fundamental no está dirigida a los responsables del caos, sino a los pobladores que permiten en caos. ¡Oh pueblo dominicano, qué rebajada está tu moral y cuán cerrados tus ojos!

¿Qué horizonte se despliega a un país en el que su gente celebra y vitorea a sus verdugos?

¿Qué felicidad tan enfermiza te atiesta, que te alegra cuando los políticos levantan el látigo para envilecer tus derechos?

¿Qué le espera a la sociedad dominicana, que tan afanada se mueve a las urnas, a votar por quienes, de ante mano, se sabe corrupto?

El mar de la miseria política nacional es profundo y una cualidad que luce a los que aman este país: conciencia crítica, porque “la crítica es, dice Octavio Paz, la única vacuna contra la peste del siglo XXI- la peste autoritaria” que en República Dominicana se denomina leonel.