martes, 18 de enero de 2011

La gran capital y los pequeños capitaleños

Por: Félix A. Pineda

La capacidad de producir desechos sólidos en Santo Domingo es mayor que la capacidad de las autoridades edilicias para gestionar su recogida, tratamiento y disposición final.

Lo mismo puede decirse de la producción de contaminación por ruido. Las voluntades de la Policía y de Medio Ambiente son insuficientes para combatir el ruido.

Del transporte y de los entaponamientos mágico que se generan en la ciudad no es bueno escribir, en pro de mantaner la salud mental ya muy corroída por miles de razones más.

El gobierno local no existe. Es una entelequia, existe en lo formal, como instancia burocrática sin significado concreto en la vida de la ciudad. A propósito, cuándo fe la última vez que en su comunidad, barrio o sector se hizo alguna reunión o asamblea en la que estuvo presente el sindico?

Las aceras están ocupadas por los autos. Los colegios, las clínicas, y empresas se desarrollan, pero no planifican el parqueo para sus clientes.

Cómo hacer para vivir en Santo Domingo sin morir en el intento? Fácil: ya lo estamos haciendo. pero a costa de la desintegración de nuestros vínculos vitales con la ciudad. La ciudad resulta impropia, absurda y ajena. Cada vez somos más extranjeros en nuestra propia tierra.

En el malecón, en el mismo trayecto del sol tropical de todos los días, hacen un parque en el que hay casetas pero no hay árboles, solo se visita por las noche, no para pasear, sino para consumir.

Qué hacemos? por ahora, lo único que se me ocrurre es pensar en nuestra articulación en todos los espacios organizados para para crear respuestas que individualmente no son factibles.
!Capitaleños, unios!

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