lunes, 1 de febrero de 2010

El policía que estudiaba lógica

Por: Félix A. Pineda


La estación de policía recibe una llamada de urgencia. ¡Hay un ladrón en el banco de la esquina! Rápido, sin tiempo que perder, envían al policía con mayor conciencia crítica del destacamento para que aprese al ladrón que está en el banco.


De regreso, y luego de cumplir con la orden, el policía llega con el ladrón golpeado, estrujado, pateado, humillado, en fin, con todas las señas con las que la policía pone en práctica su ejercicio policial. Al ver lo que ocurre, todos se ponen nerviosos, el mismo jefe de la estación tiene un ataque de nervios. El asunto es que el ladrón que estaba en el banco ha sido apresado.


“¿Pero cómo es posible que cometas un error tan grave?” dice el oficial de guardia, asustando. “Dentro de pronto todos estaremos cancelados y sometidos a la justicia, el mismo presidente de la República dará la orden de nuestra cancelación y posterior encarcelamiento".


El policía, todo tembloroso responde:
“Bueno, bueno, a mi se me encomendó entrar al banco y apresar a un ladrón que allí se encontraba, por eso desde que llegué al banco, donde estaba el ladrón, lo primero que hice fue preguntar al gerente:
“¿Quien es el dueño del banco?”
“Ese que está en aquella oficina”, me respondió.
“¿Seguro?” volví a preguntar,
“Seguro señor”, me volvieron a responder.
Entonces no hay ninguna duda, este calvo gordiflón es el ladrón.

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