lunes, 25 de enero de 2010

Para qué sirve la carta pastoral de los obispos?

Por: Félix A. pineda


En una ocasión, escuché al teólogo Juan Stam hacer un chiste acerca del quehacer de los teólogos.

“Una vez”, comenzó a decir, “un grupo de exploradores que viajaba en un globo se perdió en una zona boscosa. El globo en que viajaban sufrió algunos daños y se detuvieron para hacer las reparaciones de lugar. Mientras unos reparaban, otros permanecieron en la cubierta del globo. Uno de los viajeros, al sentirse perdido, preguntó: ¿Dónde estamos? a lo que otro respondió diciendo que estaban en un globo. Uno de los que estaban abajo tratando de hacer las reparaciones de lugar, escuchó la respuesta y preguntó: ¿quién es ese que ha dicho que estamos en un globo? no se, dice su compañero, pero por su respuesta debe ser teólogo, porque lo que ha dicho es absolutamente cierto, pero no nos sirve para nada”.

Eso es exactamente lo que ha ocurrido con la carta pastoral entregada por los obispos católicos: lo que dice puede ser verdad, pero no sirve de nada, primero porque lo que dice es mucho menos que lo que ha dejado de decir, y segundo, porque todos los obispos saben que si el liderazgo católico se enfoca en provocar los cambios que demanda esta sociedad, mucho se hubiera logrado ya. Pero como se sabe, esa no es su prioridad.

Es indudable que la religión católica tiene cada vez menos influencia en el estilo de vida de los dominicanos. Eso no quiere decir que se reduzca su capacidad de incidencia, que, junto a la de los empresarios, constituye un contrapeso al poder omnímodo de la clase política nacional. Significa, simplemente, que la gente no les hace caso a los obispos, y la razón es que los obispos viven de espalda al pueblo, configurando un accionar centrado en lo sacerdotal, cuando la demanda de la sociedad es más profética que sacerdotal.


¿Para qué sirve un sacerdote? Para oficiar misas y ofrecer loas sacramentales a santos y villanos sin que sus palabras repercutan en la vida consuetudinaria de la gente.

En cambio, la actividad profética, al estilo de un Elías que lucha contra el poder de Acab, y de un Juan el Bautista, que denuncia la corrupción de principados y potestades hasta el límite de su propia vida, sí tienen repercusiones en la vida de campos y ciudades enteras en la República Dominicana.

Prefiero las locuras del P. Rogelio Cruz, de Regino y otros curas de pueblos, que los sermones adormecedores de conciencia de los obispos.

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