lunes, 16 de agosto de 2010

Contra la corriente

Por: Félix A. Pineda

El mayor peligro de ir contra la corriente es que la corriente nos arrastre.Pero estoy convencido de que los peligros de nadar a favor de la corriente son mayores, porque cuando eso ocurre, nos convertimos en objetos de las caprichosas finalidades de los que administran el flujo de la corriente.

La invitación a nadar contra la corriente no es gratuita, cobra sentido porque es 16 de agosto, fecha en que debemos hacer "memoria histórica", acerca de un grupo de personas que decidieron "nadar contra la corriente". Hacer memoria histórica es algo más que simplemente recordar. Es retomar el pasado para criticar el presente y preconizar un futuro deseado. Este ejercicio nos habilita para no repetir horrores pasados, y evitarlos en el futuro.

Ahora, cuando carecemos de un Estado democrático auténtico, con un congreso convertido en sello gomígrafo del ejecutivo, más de 47,000 millones menos en el presupuesto, y un país repartido carteles cartel de la droga,
cartel del los intercambio de disparo,
cartel de la construcción,
cartel de la política,
cartel de la desayuda social o de la primera dama, etc.
es preciso nadar contra la corriente, porque en vez de celebrar la restauración, a la República Dominicana hay que restaurarla.

Nadar a favor de la corriente es perjudicial para la salud del pueblo dominicano, porque quienes gobiernar el curso del río, carecen de la ética necesaria para dolerse del daño que provocan a la sociedad. Nademos contra la corriente, y si con ellos no logramos cambiar la realidad, por lo menos lograremos que la realidad no nos cambie a nosotros.

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