miércoles, 25 de agosto de 2010

Higuey: Cómo superar el cáncer amable de aristy

Por: Félix A. Pineda

El comportamiento político de los higueyanos es un síntoma del mal estado social en que se encuentra la República Dominicana.  Es un estado de gravedad que no logra ser asimilado, ni mucho menos reconocidos por los electores de la provincia La Altagracia, cuyos enfermos no logran asimilar la magnitud del problema.

El mal no es exclusivo de la provincia La Altagracia, sino de todo el país, y si se enfoca el análisis en este grandioso predio del Este, es por un hecho que debería estar en la agenda de debate político de las universidades, círculos intelectuales y hasta en la Suprema Corte de Justicia. Pero nuestras universidades no pasan de ser "liceos avanzados", los intelectuales se autodesgradaron al nivel de "intelectualoides" y la suprema es una "entelequia jurídica" al servicios de los caprichos desquiciados de los que deciden en el mercadeo de la justicia.

El tema con Higuey es el personaje representado en la figura de amable aristy castro. Prometo cuidado en mis afirmaciones para no ser demandado por difamación e injuria.

La pregunta de trabajo no es qué hay en amable aristy que la gente de Higuey vota por él, sino qué oscuros, tormentosos y perturbadores procesos mentales pasan por la mente de los higueyanos al momento de votar por alguien que se burla de ellos negándole la representación por él mismo prometida.

En clave teológica, no creo que el oráculo de la basílica incida en el voto de los buenos creyentes de la provincia. Y en términos psicológicos, no creo que estemos asistiendo a una mutación criolla del síndrome de Estocolmo, extraño caso en el que los secuestrados desarrollan afinidad con los secuestradores, como un mecanismo de sobreviviencia.

A decir verdad, no deja de ser tentador pensar en cómo los engañados de Higuey se convierten en defensores de su propio engañador.

Probablemente, por el endiosamiento de la figura de leonel fernández, todos seamos presas del síndrome de Estocolmo en su versión criolla, pero el caso de Higuey es distinto, es el asurdo elevado al nivel del "asco supremo". El caso aristy es la burla atropellante del torturador que es aplaudido por los torturados. Por eso la pregunta no es por amable sino por los que votan por amable.

Ese personaje, el burlador de Higuey pasará, y como el mundo da tantas vueltas, tal vez un día lo veamos en la cárcel. Pero Higuey no pasará, Higuey se queda con nosotros. Higuey merece que los higueyanos superen este cáncer y lo extirpen de la epidermis nacional.

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