Querida Larianna.
Entiendo que a tus seis años de edad, sabes poco de orden y mucho de libertad.
Entiendo también, que por tus venas fluye la anarquía más que la sangre, como si la anarquía fuera el camino ideal para llegar a la utopía.
Entiendo, por último, que no debo desconectarte de tus juguetes sólo para que leas las noticias acerca de un golpe de estado, en el que los enemigos de la libertad, otra vez intentan salirse con la suya, en uno de los países más empobrecidos de este lado del río Bravo: Honduras.
No quiero que te asuste por el mal ejemplo de los militares hondureños, porque en este pedazo de isla nunca pasará algo parecido.
Los militares hondureños, frustrados, desgraciados y sin alternativa de bien, no son buenos ni siquiera haciendo el mal. Ellos actúan bajo la sombra de la clase que más daño hace en el continente: grupos conservadores, que no se resisten a la idea de que la edad media sea superada en América Latina.
Pero no nos engañemos. El hecho de que los militares contra ataquen, no significa que sean ellos los responsables del pecado original. !Hay que saber distribuir las culpas. La milicia es sólo la mensajera de la muerte, enviada por una especie mucho más peligrosa, presente tanto en Honduras, como también en la República Dominicana: La clase dominante conservadora.
!Claro que aquí no habrá nunca un golpe de estado!
No lo habrá por dos razones: primero, esa clase maldita, atrasada, medieval todavía, conservadora a ultranza y envenenada de hipocresía, ya está instalada en lo más alto del poder en la República Dominicana.
La segunda razón por la que no habrá golpe de estado es porque aquí no hay Estado, lo que hay es un gobierno, rebosante de negligencia, de torpeza y de miopía social.
Entonces, por qué temer, querida hija? Duerme tranquila, que Leonel no está aquí, creo que acaba de salir del país.
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