Para cambiar al mundo...

De: Perez Esquivel

Quiero hacerles una pregunta, ¿a ustedes les gustan los cuentos? A veces un breve cuento nos ayuda a ver más claro, porque podemos hablar y llegamos a hacer una abstracción del pensamiento. Un gran amigo, premio Nóbel de literatura, de América Latina, Gabriel García Márquez, escribe un breve cuento que quiero compartir con ustedes. Porque nos puede ayudar a esta reflexión que estamos haciendo.

Había un científico en su laboratorio investigando y tratando de resolver los problemas del mundo, es un científico que dentro de su especialidad está tratando de aportar soluciones que necesita la humanidad y así pasa tiempo hasta que un día entra su hijo, un niño de seis años y le dice, “papá quiero ayudarte a arreglar el mundo”.

Y el padre se desespera y se pregunta: “¿cómo me puede ayudar un niño?”.

Entonces le dice, “no, mejor vete a jugar porque esto es muy complejo, y no lo puedo resolver”. Entonces el niño insiste: “no, papá, quiero ayudarte”.

Entonces el padre trata de entretener a su hijo y toma una revista donde ve el mapa del mundo, coge unas tijeras y empieza a recortar la hoja donde está el mapa del mundo y empieza a cortarla en muchos trocitos para hacer un rompecabezas, y le da una cinta, lo sienta y le dice “mira hijo trata de armar el mundo, trata de arreglar el mundo”.

Con eso el científico piensa que el niño va a estar entretenido por lo menos durante diez días porque no conoce el mundo. Pero qué pasa, a las dos horas el niño dice “papá ya terminé”. El padre dice: “no puede ser, cómo va a terminar si no conoce el mundo, y como no conoces al mundo no lo puedes arreglar”.

El padre va a verlo y efectivamente, el niño había arreglado el mundo. Entonces le dice “pero, ¿cómo arreglaste el mundo si no lo conoces?”.

Y el niño le dice “papá cuando cortaste la hoja vi que del otro lado había un hombre y conozco al hombre, entonces di vuelta a todos los papelitos y primero armé al hombre y cuando le di vuelta ya había arreglado el mundo”.