martes, 11 de agosto de 2009

Por quién doblan las campanas de la corrupción

Por Félix A. Pineda

Inestimado leonel, no preguntes por quién doblan las campanas de la corrupción, están doblando por ti.

En la República Dominicana empezaron a doblar las campanas de la corrupción. Los medios se hacen eco del gran grito que clama decencia en la administración de los bienes públicos. Es la antesala del levantamiento de una cultura del contribuyente. Esa que algún día prohibirá la imagen del presidente en las obras construidas, como si se tratara de un regalo personal y no de NUESTRO dinero.

En el imaginario popular la corrupción va más allá de la puerta del despacho del presidente. Las encuestas miden la percepción de la gente acerca del tema, pero como todavía en la constitución no se prohibe la estupidez, los funcionarios dicen que eso no es más que percepción de la gente, inflada por la propaganda de la oposición. !Claro! A los funcionarios de este gobierno, del que pasó y del que vendrá, no ha llegado la noticia de que la realidad se construye socialmente, y que las percepciones inducen conductas. Mi comportamiento hacia ti depende de la percepción que tengo de ti.

Los números indican que hay corrupción, y que la República Dominicana está gobernada por ladrones, el último de los cuáles es un diputado del que se dice tenía dos años sin ir a su trabajo. No se si devolverá el dinero cobrado sin trabajar, es decir, el dinero robado.


Los dominicanos reconocen que estamos gobernados por ladrones, delincuentes, pillos, saqueadores, a los que el robo es rentable. También lo saben los de fuera. En el mundo entero se sabe que La República Dominicana está siendo gobernada por una mafia que incluye a políticos, militares, juristas, banqueros, y empresarios de la peor calaña.
!Ya ves, compadre Mon, si estos son malos, ni pensemos en los que vendrán!

Me imagino la magia discursiva que habrá de imponerse el próximo 16 de agosto, lamentando el repiqueteo de las campanas de la corrupción. Se dirá que no hay corrupción en el gobierno, que se trata de una percepción inducida por quienes pretenden dañar la imagen honorable de los actores gubernamentales. Se hablará de todas las comisiones, de las medidas, y de todo lo que se ha hecho para detener la corrupción. Pero gracias a la Virgen de Higuey, al Cristo de Bayaguana y al Espíritu Santo de Villa Mella, la población dejó de comer discursos, y sabe que el indicador más acertado para medir el progreso contra la corrupción no es lo que digan los funcionarios, sino el número de funcionarios ladrones en la cárcel.

Las campanas de la corrupción están sonando. Y no preguntes, inestimado leonel, por quién doblan las campanas, porque están doblando por ti. Porque tuviste el poder de hacer algo para que esta maldita maldición, no llegara tan lejos, y no lo hiciste.

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