Por Félix A. Pineda
Los demonios del poder son pródigos en tentaciones. Y leonel, con una sed patológica de poder, se atormenta día y noche con la posibilidad de no ser el que detente el poder supremo de la clase política dominicana. Por eso, todo lo que se oponga a la reelección debe interpretarse como un obstáculo a eliminar.
La constitución no puede ser la espina que contradiga al magnánimo proyecto reeleccionista, y como "pedazo del papel al fin", debe ser pisoteada, burlada, mil veces violada y ultrajada. La sociedad civil debe ser demonizada, atacada y desacreditada. Este último recurso se logra con dinero, mucho dinero, mucha propaganda, mucha mentira, y con la asociación de malhechores que él mismo apadrina.
En este escenario, con un presidente con signos de trastorno disocial de personalidad, convertido en un monstruo ciego, sordo, mudo e insensible, la única respuesta posible de los gobernados es la resistencia cívica inteligente.
Estemos atentos a lo que ese monstruo moribundo pueda planear, que incluye el uso de las fuerzas represivas para frenar las manifestaciones venideras. Pero la resistencia es el único camino posible, en un país donde las opciones políticas del PRD, PRSC y PLD no sirven más que para atentar contra el bien de la nación.
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