sábado, 31 de octubre de 2009

Triángulo pernicioso

Por Félix A. Pineda

A veces leo el periódico y me encuentro con los pronunciamientos de los que luchan contra la corrupción. Otras veces enciendo la TV, la miro, consciente de que ella es la que me mira, y aparecen voces en contra de la desigualdad social. También converso con la gente en la calle y escucho su oposición a la práctica del clientelismo político.

Atónito, como si fuera extranjero en la tierra por la que sufro, por la que vivo y por la que todavía sueño, me pregunto qué clase de críticos, de intelectuales, de hacedores de opinión es la que tenemos. Lo pregunto porque no encuentro lógica a esa “lucha” en contra de la corrupción, de la desigualdad y del clientelismo, como si estos fenómenos fueran objetos independientes del sistema social dominicano, contra los que podemos oponernos y por obra de la buena fe, ganar la batalla.

Estos tres males, la corrupción, la desigualdad y el clientelismo, constituyen el “triángulo pernicioso” de la sociedad dominicana.

Desde que un ciudadano abandona la conciencia ingenua, para transformarse en sujeto político, se proclama enemigo de esta trilogía, que cada año cuesta a la nación, los recursos de llegar a ser una mejor nación. Pero al parecer, esa lucha es en sí misma una trampa, ella es el costo que los fabricantes de crisis calculan como contratiempo, para mantener a la ciudadanía ocupándose de las ramas y olvidándose de las raíces.

En efecto, nadie en su sano juicio defiende la corrupción, ni siquiera los corruptos. Los intelectuales, los profesores universitarios, los jóvenes de los nuevos movimientos sociales y los políticos que todavía no tienen el alma comprometida por las fuerzas oscuras de “El Señor de los Anillos”, combaten con honestidad la desigualdad social. Y que yo sepa, sólo el senador por Hato Mayor (uno a quien llaman rubén toyota), defendió públicamente el clientelismo como forma de ayudar a los pobres ¡Claro que no pretendo burlarme de sus argumentos!

¿Por qué luchar contra la corrupción, contra las desigualdades sociales y contra el clientelismo, si sabemos que es una lucha equivocada? ¿Acaso pretendemos vivir con honestidad, con equidad y con la dignidad de tener lo que merecemos?

Repito, es un error luchar contra estos tres males, porque ellos constituyen el fundamento del modelo de sociedad que tenemos. Sin ellos nuestro sistema colapsaría.

La corrupción es la base fundamental de nuestro sistema político, sin corrupción, este sistema se autodestruye. Entonces, no es a la corrupción a la que hay que combatir, es al sistema político que se sustenta de la corrupción al que hay que transformar. !Muerto el perro se acaba la rabia!

La desigualdad social, la inequidad, es connatural a nuestro modelo de organización económica, entonces, es el modelo al que hay que cambiar, no sus efectos.

El clientelismo es el sustento del sistema de partidos existente en la República Dominicana, de donde se deduce que el clientelismo sólo desaparecerá cuando desaparezca el actual sistema de partidos.

Perdonad mi pesimismo, pero creo que es al sistema al que hay que transformar, y con su transformación, lo demás vendrá por añadidura. Y si para ello falta mucho todavía, entonces démonos prisa, que nos toca a nosotros la siembra y a nuestros hijos e hijas la cosecha.

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